El Rey León 1994

Finalmente, todo el éxito de este clásico se encuentra aquí, es decir, en la emoción propuesta, donde se pasa rápidamente de la tristeza a la sonrisa y al sentimiento de aventura, terminando en la belleza. Estas impresiones pasan sobre todo a través de los personajes, sabiendo provocar simpatía, apego (sobre todo Simba y sus acólitos) o por el contrario antipatía, sobre todo a través de Scar y las hienas. Personajes bien escritos, con una evolución interesante y coherente, capaces de sacar a relucir todas las sensaciones de sí mismos y de la historia en general.

La atmósfera oscila entre diferentes tonos, a menudo poderosos, sobre todo en los momentos de emoción intensa, también juega en un lado más ligero, con un humor de éxito y canciones agradables, nunca rompiendo la historia, todo lo contrario incluso (sobre todo porque a menudo son memorables, y contagioso!).

Los dibujos son de alta calidad, contribuyendo plenamente al éxito de la obra y ofreciendo una estética sencilla y bonita, a menudo coloreada y que forma parte de la inmersión. Además, es increíble lo bien que se siente encontrar animaciones como ésta, a menudo mucho más bonitas y agradables que las que podemos ver hoy en día.

Otro clasico perfecto

Pero sobre todo, El Rey León te ofrece una verdadera escapada, entras en la historia sin salir de ella y tienes la impresión de participar en esta aventura que oscila entre el drama y la ligereza, inspirada por Tezuka pero también por Shakespeare.

De la obra surge un verdadero encanto, asociado a un sentimiento melancólico que tampoco deja indiferente a nadie, como lo hace toda la producción y muchas escenas, e imágenes que permanecen en la memoria (los movimientos de las manadas, los valles africanos, ciertos momentos en los que la emoción está en su apogeo, etc.).