Fiebre del ladrillo

Con esta confianza emparejada con la sonrisa de un millón de dólares de Kross, Viktor empieza con pequeños timos. Primero empieza alquilando pisos con un certificado de empleo falso a los búlgaros y ganando dinero con eso. Este es el comienzo de su entrada en el mercado inmobiliario de Alemania.

Al principio de su carrera de estafador, Viktor conoce a Gerry Falkland (Frederick Lau). Los dos rápidamente piensan en un plan para engañar a cientos de personas para que compren casas que no existen – estafándoles millones de dólares. Para esto, necesitan la ayuda de un banco. Así es como conoce a Nicole Kleber (Janina Uhse), una empleada del banco y su futura esposa.

El trío se construye un equipo de embaucadores de confianza que les ayudan a ascender a la cima. Pero la ley apenas se queda atrás y alcanza a Viktor.

Suben las drogas, las prostitutas y otros vicios

La película alemana es contada en flashbacks durante el tiempo que Viktor estuvo en prisión. Está siendo entrevistado por un periodista interesado en la historia de su ascenso y descenso. Las preguntas que se le hacen son contemplativas pero rara vez Viktor muestra alguna pizca de arrepentimiento.

A medida que siguen subiendo, las drogas, las prostitutas y otros vicios se convierten en parte de sus vidas – estos son los mismos males que pronto llevarán a la caída de Viktor.

Mientras Viktor se hace cargo del sistema de impuestos que una vez arruinó a su padre, se supone que la audiencia simplemente asiente con la cabeza. Pero aquí está la trampa, en el mundo real, el sistema no es tan flojo.
(Netflix)

No hay un momento en la película en el que uno pueda afirmar con confianza que no tiene ni idea de hacia dónde se dirige ‘Betonrausch’. De principio a fin, el ascenso y caída de un estafador está documentado con redundancia.