Agente 007 contra el Dr. No

El principal activo es Sean Connery, un monstruo de carisma en este papel, con una postura y una mirada inolvidables, golpes que caen en el momento justo y lo que hace falta de misoginia sin romper el mito, se siente tan cómodo en el disfraz de agente británico imaginado por Ian Fleming.

Así que, si este no es el primer Bond que descubrimos, hay razones para estar sorprendidos, este primer opus parece estar al margen de una buena parte del resto de la saga.

Aquí, la trama no es particularmente compleja, es simple y la película es una larga investigación en la que Bond irá encontrando poco a poco elementos y pruebas que le llevarán al famoso Dr. No.

Está bien escrita y la puesta en escena está a la altura, simple y eficaz, con una tensión cada vez más fuerte, a pesar de algunos momentos (raros, más cuando Bond llega a la isla de Crab Key) en los que baja ligeramente.

En esta ocasión su enemigo es el Doctor No

Terrence Young es hábil detrás de la cámara y sobre todo se las arregla para sacar el verdadero encanto de esta aventura. Los puntos que estarán regularmente presentes en la saga están bien aprovechados, como el lado exótico o un Bond siempre un paso adelante de todos.

Te dejas llevar en esta misión, olvidas fácilmente los aspectos potencialmente objetables y pasas con placer de Londres a Jamaica a través de una pequeña isla paradisíaca, con el inolvidable tema musical de fondo, así como sus diversas variaciones.

Estamos en los orígenes del mito, aquí no hay duda de los artilugios (también debido a una producción de bajo precio), pero es de hecho el razonamiento de Bond el que marcará la diferencia, así como su lucha y el manejo del arma.