Mermaid Down

Aunque la película me mantuvo entretenido durante sus 91 minutos de duración, la película (dirigida y escrita por Jeffrey Grellman y Kelly Lauren Baker) está llena de agujeros en la trama y algunas actuaciones débiles que son difíciles de pasar por alto.

La película comienza en un barco con dos viejos pescadores malhumorados que están en una profunda conversación sobre la tradición de las sirenas y lo que se necesita para capturar y someter a una sirena.

Uno de ellos afirma que hay que cortarle la cola a la sirena en el caso de que la atrapen y que ellos traman un plan para capturar a su propia sirena.

No estoy seguro de que estar sentado en un barco durante varios días en medio del océano, simplemente esperando que una sirena nade en su red constituya un plan, pero poco más se divulga aquí para hacerte pensar que había algo más.

Los hombres se las arreglan para capturar una sirena, a la que posteriormente golpean bastante mal y la insultan en el proceso. No son muy buenos chicos. Finalmente le cortaron la cola en el torso y es por esta vez que nos presentan al sádico Dr. Beyer (Burt Culver), quien estaba viendo todo esto encubiertamente desde su barco.

Una sirena es arrancada del Pacífico

Un pescador (el capitán) dispara accidentalmente y mata al otro pescador y el Dr. Beyer entonces mata al capitán y se lleva la sirena para él.

La mantiene como rehén durante 30 días mientras a ella le crece un capullo y de aquí le brotan sus nuevas piernas humanas. Nos muestran algunas fotos de este proceso y me pareció interesante cómo retrataban las piernas que crecen del capullo en etapas.

Aquí es donde las cosas se ponen muy raras y un par de giros se infunden en la trama. Después de que las piernas de la sirena están completamente formadas, el Dr. Beyer decide dejar a la sirena en un centro psiquiátrico para mujeres que él dirige.

Las otras mujeres del centro se enteran de que dice ser una sirena con la ayuda del Dr. Miller (Phillip Andre Botello) y el lenguaje de signos. Así es, la sirena no puede hablar, pero conoce el lenguaje de signos.