Mia (Victoria Schulz) es una mujer joven e independiente que trabaja en un bar para ganarse la vida, pero tiene ambiciones de ser escritora y actriz. De día, interpreta a Kimiko, una heroína de un anime japonés, doblándola al alemán para una serie de animación.
Su carga de trabajo aumenta constantemente y, al mismo tiempo, el trabajo se vuelve más intenso para Mia, lo que hace que Kimiko se convierta en su alter ego. En esta niña segura de sí misma con superpoderes, encuentra una amiga, un modelo a seguir y alguien que lucha por un mundo mejor.
El hecho de que pueda identificarse con el personaje ficticio altera gradualmente su percepción de su entorno. Empieza a hablar de un inminente corte de energía que es necesario para salvar a la humanidad de un poder maligno no especificado disfrazado de electricidad.
Los amigos y la familia de Mia reaccionan, incapaces de comprender lo que le ha pasado, y pierden contacto con ella. La única compañera de Mia, más o menos inadvertida, es su vecino Kristof (Hans-Jochen Wagner).