Get Duked!

Los niños se han convertido en adolescentes, el estilo ya no es americano sino inglés con una edición alerta, un humor poco convencional y un ritmo general que nunca falla, que recuerda a veces a las primeras obras de Danny Boyle o Guy Ritchie.

Pero más allá de ser un entretenimiento efectivo, el largometraje ofrece una parábola política bastante interesante, en la continuidad de lo que El niño que sería rey hizo recientemente.

La confrontación de dos edades, la juventud ansiosa de imponer su identidad y sus marcas en un mundo que no fue hecho para ella, la vejez hipócrita que le gusta proclamar valores que no se aplica a sí misma.

La película subtitulada cuestiona, por tanto, los fundamentos de la lealtad que los sujetos -y especialmente los más jóvenes- deben a una corona que, como recuerda Dean, ha contribuido a reforzar las desigualdades sociales, a destruir el medio ambiente y a cortar de raíz la esperanza que aporta la nueva generación.

Inspirada en un hip-hop

Las Tierras Altas de Escocia aparecen como una tierra de conflicto original entre dos culturas y dos iglesias, el catolicismo que una vez defendieron sus habitantes – encarnado por San Sebastián, patrón del colegio cuyo nombre aparece en la camioneta blanca – y el anglicanismo impuesto a lo largo de los años por la corona inglesa.

Aquí, por lo tanto, se está luchando de nuevo una guerra de religiones, y la purificación exigida por los cazadores equivale a un sacrificio religioso.

No es casualidad que sea el Duque de Edimburgo el que está cazando a los cuatro adolescentes, acompañado de su amada esposa; la acusación es explícita, afilada como los dientes de un tenedor afilado, y su cómico tratamiento sólo sirve para facilitar su difusión.